La franquicia es el total de dinero que el asegurado debe asumir por cuenta propia para cubrir el coste de los daños generados por un siniestro, según el contrato pactado previamente con la compañía aseguradora.
Por ejemplo, en un seguro de móvil se establece una franquicia de 50 euros. Si el dispositivo sufre un accidente con daños valorados en 40 euros, el tomador deberá abonar los 50€ de franquicia para que se pueda tramitar el siniestro y, posteriormente, la entidad aseguradora reembolsará los 10€ de diferencia al asegurado. Hasta un valor de 50 euros (la franquicia) cualquier daño será asumido por el asegurado.
Si el siniestro se valora en 100 euros, el asegurado tendrá que abonar los 50€ de franquicia, y el importe excedente de los otros 50€ serán abonados por la aseguradora.